Podemos otorgar a cada ego un nombre específico. Ello ayuda mucho a delimitar y definir sus modelos de repetición y, con ello, poder llegar a resolverlo, a disolverlo.
Los egos característicos de los cinco planetas personales son los más importantes a analizar. Se manifiestan específicamente en sus relaciones (aspectos) con los planetas sociales (Júpiter y Saturno) y con los transpersonales (Urano, Neptuno y Plutón).
Cuando analizamos un ego, estamos estudiando una estructura de comportamiento, un modelo de repetición, una energía que fluye siempre por el mismo camino y que produce siempre los mismos resultados. El ser humano, al repetir las mismas experiencias, suele acabar en callejones sin salida, donde la luz brilla por su ausencia. La vida es creatividad y nunca se repite. Frente a un mismo reto que reaparezca de nuevo, la vida siempre elegirá una versión renovada de sí misma para superar esa situación. La vida es aprovechar y disfrutar, relacionarse, aprender y experimentar.
De ahí radica la importancia de definir y encontrar esos modelos de repetición, llamados egos, y abordar su disolución. Cuando eliminamos un ego, aparece un campo amplio de creatividad, libertad y sensación profunda de renovación. Siempre existe un después. Pero a veces hay que adentrarse en lo desconocido, y ello da miedo. Posiblemente ese sea el mayor ego global que afecta a la humanidad: el miedo. Por ello lo analizaremos en primer lugar, recordando que está contenido en su mayor parte en la energía de la Luna.
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